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Restaurantes en La Guajira










Una vez hayas elegido con antelación la pesca para el almuerzo, los expertos se adentran en el colorido Caribe en busca de lo que será tu banquete. A esta infaltable comida de mar se le suman las recetas aborígenes: la carne de cabra es piedra angular en la dieta del pueblo wayuu, una dieta que cuenta con sabores fuertes y con el inconfundible regusto que deja en la boca una deliciosa cena preparada en fogón de leña.

Como podrás darte cuenta, en las zonas más inhóspitas de La Guajira no encontrarás supermercados, por eso todo lo que consumirás tendrá un sello de la Madre Tierra: buena parte de la comida típica de La Guajira es absolutamente orgánica, sin nada de conservantes, ni hablar de productos transgénicos.

Si bien en la parte más al norte el menú es de acento marino y eminentemente indígena, en la Baja Guajira podrás disfrutar con muy buenos cortes de carnes que vienen desde las sabanas del César, Magdalena y Montería; y las ensaladas, tan escasas en el desierto, estarán a la orden del día con un gran despliegue de frescas cosechas locales. Por su lado, para fortalecer esta notable variedad culinaria, en Maicao se pueden degustar deliciosos platillos árabes: no hay que olvidar que en esta zona reside la comunidad musulmana más numerosa de Colombia. Échale un vistazo a los platillos más sobresalientes de esta singular mesa y mientras lees, ve pensando en cuál será el primer platillo del que darás cuenta.

Los restaurantes de La Guajira se ponen a prueba con una gran variedad de recetas donde no falta el pescado, los mariscos, la langosta y la carne de cabrito. Esencialmente, la mayor oferta de éstos se encuentra en la Baja Guajira y la Media Guajira. Al respecto, Palomino, localidad de Dibulla, concentra un gran número de alternativas a la orilla de la playa y con ingeniosas como naturales propuestas culinarias.

Luego puedes aventurarte por la mesa de la Alta Guajira. En La Uribia y sus localidades más bellas y solitarias (Cabo de La Vela, Bahía Honda, Punta Gallinas, Castilletes, etc.) encontrarás sencillos y auténticos restaurantes que convierten cada cosa del desierto en toda una celebración para el paladar. Por regla general, estos restaurantes funcionan en los mismos lugares de los hospedajes: son realmente sencillos, desde sus recintos, mobiliario, vajilla y cubiertos, pero de una cosa puedes estar completamente seguro: nunca probarás un pargo o una langosta como la que se cuece en estas ollas y sartenes.

El jefe de la mesa desde que los españoles introdujeron las cabras o chivos en La Guajira, los nativos no han parado de darse esgrima con su preparación; por eso el friche es lo más emblemático de esta cocina. Para serte francos, sería toda una descortesía si no te despachas un buen plato de esta carne troceada acompañada del menudo del chivo, cocidas en partes iguales y luego sofreídas para ser servidas con arroz, fríjoles guajiros y chicha.

Malangada: una receta con sazón que sabe a vallenato. Sus imprescindibles ingredientes se resumen en una gallina de patio (aunque sospechamos que la de congelador también sirve), rodajas de malanga, que no es otra cosa que uno de los tubérculos más consumidos en el Caribe, aguacate y aguapanela, con cubitos de hielo, para pasar el ardor del sabroso caldo hirviente.

Poi: es un cocimiento de la vieja escuela wayuu, ya no es tan común ver su preparación como hace décadas, pero puede que te toque un buen plato. En breves palabras baste con decir que el poi es una nutritiva sopa de maíz con algo de grasa de chivo.

Chivo por toda parte… y asado: una parrillada nativa francamente inolvidable, pero olvidémonos por un momento de los cortes vacunos o del bistec de búfalo, piensa en la suculenta cabra. Deliciosas como la que más, no solo se comen sino que son símbolo de status; también sirven como moneda, como dote, ofrenda y como gesto de buena voluntad para la resolución de conflictos; ve pensando en todo esto mientras te deleitas con su jugosa carne, y el jugo que rezuma lo vas mojando en arepa guajira, bastante diferente a la que se encuentra en el resto del país. No te puedes resistir a la carne del semoviente que mejor resiste las agrestes condiciones de La Guajira. También puedes disfrutar de su carne guisada, en salsa criolla, frita y acompañada de yuca brava…, o a la marinera o la margarita. Tiene su encanto ¿no?

El arroz de La Guajira: el arroz nunca falta donde quiera que vayas… ¡ni en el desierto! Este arroz ofrece muy buenas variantes, por eso se sirve con camarones secos, con chipi chipi (un molusco marino parecido a las almejas), con coco, con ahuyama y con fríjol guajiro: el frijol endémico más “cara dura” que probarás, lo decimos por su gran resistencia a estas condiciones.

Saltó directo a la olla: al conejo le tienen buen aprecio en La Guajira, es tanto que sus habitantes desde tiempos ya lejanos lo han cazado con cierto éxito, para luego cocinarlos en sopas, fritarlos, sudarlos o asarlos. Pero preparado en salsa de coco es como más le tienen cariño. Mientras degustas de esta tierna carne, quizás una pregunta ronde tu cabeza: en dónde se meten estos orejudos en estas inmensas planicies.

La que siempre has querido probar: o ya la probaste pero a un precio prohibitivo. En La Guajira la langosta no viene en la presentación o con la guarnición tal como la ofrecen en un ostentoso restaurante francés, pero si de algo podemos estar seguros es que ésta ha sido recién pescada y que su precio es una verdadera ganga. A falta de una buena cosecha de vino del desierto, siéntete en confianza de hacer un improvisado maridaje con cerveza bien fría.

Un pescado por día: estás en un amplio litoral, donde abunda la pesca, así que estos deliciosos “escamosos”, a la hora del almuerzo salen hasta por las orejas: róbalo, sierra, chucho, pargo, etc., siempre estarán a disposición con su infaltable porción de arroz con coco y patacón o yuca frita. ¿Y cómo vienen? Sudados en salsa de coco, en salpicón, fritos, fileteados, a la parrilla o en sopas. Las variantes son amplias, como para no repetir.

Dessert en el desierto: la innegable semejanza de la palabra inglesa dessert (postre) con el vocablo «desierto», cobra aún más familiaridad en este bello rincón colombiano donde los dulces o postres sí que son reclamados, haga calor o no. Así que tus papilas gustativas se darán una buena repasada con estas delicias: dulces de cerezas silvestres, de papaya, de toronja, de coco, de limón, de ahuyama, de leche de cabra, bolas de tamarindo y hasta dulces de cactus (iguaraya).

Bombas de calorías: arepas limpias y de queso en Riohacha, almojábanas de Cuestecita, empanadas y arepa de huevo cerca de Palomino, mazamorra de plátano y tortillas de cariaco en La Uribia… algunos amigos que te ayudarán a liquidar esos antojos: ya puedes irte despidiendo de la dieta.

Sua Palomino: su innegable encanto se lo debe a unos pequeños y acogedores espacios con aire familiar (en el interior) y otros con pinta de fiesta playera (exterior). Por su parte, su compleja carta deja a todos satisfechos sin importar lo que busquen, si es picar, almorzar, cenar o simplemente refrescarse con una bebida caribeña. En Sua Palomino los platillos son toda una fiesta: así tienes a disposición preparaciones selectas como el pescado en salsa de coco o mango y saludables platos vegetarianos que no se bajan de calidad y sabor.

Puedes encontrar esta magnífica opción cerca de la costa (esa misma que un poco al sur se funde con el monte costero más alto del mundo, la Sierra Nevada), mientras disfrutas de las panorámicas llega la música en vivo, la singular experiencia de su carta y un pequeño espacio para coloridos suvenires que incluyen mochilas, camisetas, gorros, pulseras, y mucho más (Avenida Troncal Caribe Km 70, frente a la estación Ata).

Tankos (Palomino): el sol cae sobre la techumbre pajiza, y luego se derrama su baño dorado sobre las mesas y sillas de madera a la espera de los alegres clientes del día. Es una escena muy común por estos lares, como la postal de una agencia de viajes. Tankos es un hostal ubicado cerca del mar y del río Palomino, por lo que, dicho esto último, fuera de dormir y comer bien podrás hacer tubing por estas aguas. Y no es que sea fatigante el ejercicio, pero si llega el mediodía en este punto mejor si vas y pruebas la sazón de Tankos. Para entrar en este pequeño idilio, solo basta seguir la calle principal que lleva a la playa Donaire. Por allí encontraras un precioso hostal, rodeado de jardines (amistosos perros y gatos incluidos).

Básicamente aquí se ofrecen las bebidas y las comidas, en sus proporciones aceptables de calorías y nutrientes, las necesarias para “tanquear” y seguir disfrutando de la playa y el mar. Si lo que tienes en mente es un gran banquete medieval, consideramos que Tankos no es el lugar indicado. Sin embargo, no tiene desperdicio si le echas un vistazo a su delicioso y saludable menú: arepizzas, hamburguesas de lentejas, camarones con patacón, pescado a la plancha… en síntesis, cada cosa de este restaurante y hostal lo convierten en un lugar con gran vibra. Si estas en plan mochila, con ganas de desconexión de la vida urbana y con firmes intenciones de internacionalizarte conversando con otros turistas, en Palomino no puedes dejar de conocer a Tankos.

Colomvivo Gourmet (Palomino): lo natural y lo esencial de la vida salta a la vista en esta interesante propuesta playera. Nomás hay que ver los guacales y esterillas, por todo inmobiliario, mezclados con los suaves toldos que son como una gasa que deja traslucir el aire y la luminosidad de este rincón del Caribe. A esto súmesele una cocina con amor, con verdadero interés por el bienestar de los visitantes que vienen a Colomvivo Gourmet.

Y es que lo que aquí comes recién ha brotado de la tierra o recién ha sido bajado de los árboles; el mar que ruge a la distancia es el que, a primeras horas de la mañana, ha regalado los peces y los mariscos de tu plato. En Colomvivo Gourmet el ceviche es de campeonato mundial ―el consenso de cientos de visitantes así nos autorizan en hacer esta afirmación—, ni hablar de los postres con sabores prodigiosos, el de cerezas silvestres quizás el más fabuloso del repertorio. Ah, y no hay que olvidar al “churro”, otro señor que se pasea sin falta por las mesas, mejor aún, va de boca en boca… y puede que alborote los ánimos con su dosis de licor fermentado a la usanza wayuu. Para los espíritus conservadores la limonada de jengibre o una cerveza “michelada” todavía puede salvar del sofoco.

Finca Escondida (Palomino): no está tan escondida… y no es finca en el estricto conocimiento de una granja colombiana. Es, a decir verdad, uno de los hostales más conocidos en Palomino, pero no deja de ser un lugar con gran energía natural que apuesta por la comida fresca y de gran calidad. Finca Escondida parece un pintoresco bungaló y ofrece sus servicios muy cerca de la playa, contando con un menú diverso, interesantes presentaciones y unas porciones abundantes. (El valor de sus platos puede superar los 20.000 COP).

Leda (Palomino): si de casualidad te has dado una pasada por los restaurantes de Palomino ya habrás tomado buena nota de su alegre y desenfadada onda mochilera. Leda no es la excepción a esta regla y su menú se engloba dentro de la nueva ola de la comida saludable, orgánica y de bajo costo: 3 USD es mucho decir para una perfecta combinación de sabor, atención y calidad.

En Palomino no te pierdas de este pequeño negocio, administrado y atendido con gran esmero por la amable Leda. Albóndigas de la casa y el postre banana Foster algunos de esos imperdibles que llevan impreso todo el amor y empeño que esta chica le pone a la cocina. Queda por descontado que el restaurante de Leda es perfecto para hacer un alto en el camino y quizás hacer amistad con personas de otras culturas.

La Frontera (Palomino): como la mayoría de restaurantes de Palomino, La Frontera posee una estampa rústica (de selva y playa) pero absolutamente encantadora. Al respecto, las pizzas no desentonan con este encanto. Así es, puedes encontrar pizzas cerca del mar, y seguramente de las más sabrosas que habrás de probar en tu vida.

También hay pastas, platos fuertes basados en productos marinos y cocteles con sombrillitas para acentuar esa sensación de que te encuentras en un verdadero paraíso del Caribe. ¿Y los precios? No creemos que sean muy costosos, considerando que sus platillos son abundantes. El valor promedio de los mismos se encuentra entre los 20.000 COP. En esa medida, te interesaría saber que una rueda de pizza alcanza perfectamente para una pareja. Además, no olvides que La Frontera es un buen lugar para llevarse un lindo recuerdo de estas deliciosas playas: mochilas, sombreros, camisas, etc. (Carrera 6 Calle #1 a90).

Prima Luna Beach (Palomino): sol, mar, playa, piscina, pizzas y cocteles en un excelente hospedaje… ¿se puede pedir más? Prima Luna Beach es un asombroso lugar en Palomino que bien conserva los ingredientes que seducen a trotamundos de estas costas, sin olvidar que cuenta con el plus de mayores comodidades y un poco, pero solo un poco de elegancia… la necesaria para no desentonar con la naturaleza.

Pero que algunos fastuosos detalles no te distraigan de su fabulosa carta: pizzas, como habíamos anticipado, que son horneadas en fogón de leña, hamburguesas, pasta y otros platillos italianos; ensaladas y abundantes frutos de mar (imprescindible probar el ceviche), pescados en exquisitas variantes y buena variedad de patillos de la Costa y del interior del país. En Prima Luna Beach el valor promedio de preparación ronda en los 20.000 COP (Carrera 6 vía a la playa).

Casa Semilla (Palomino): si no te anima ni un poco hincarle el diente a un baby beef, la ensalada definitivamente es lo tuyo. En tus vacaciones necesitas de un rico menú vegetariano, fresco y nutritivo, y esta buena propuesta, Casa Semilla, sale al rescate donde el chivo, el pescado y la langosta sobreabundan en las mesas de La Guajira.

Lo mejor de Casa Semilla es su ambiente: absolutamente natural, con algunas hamacas sin aparente dueño, de cara a fragantes jardines, apenas para ponerte un poco somnoliento al vaivén de las canciones del mar. En Palomino no pierdas el rumbo, asegúrate entonces de llegar a la Casa Semilla donde están para consentir a los vegetarianos (Carrera 5, Calle 4-69).

Bahareque (San Juan del Cesar): además de cultura vallenata, formidables paisajes naturales y un amplio legado arquitectónico, en San Juan del Cesar, municipio del sur de La Guajira, encuentras una rica y compleja gastronomía. Para ir al grano, te recomendamos una visita a Bahareque ubicado al pie de la plaza principal, justo en la Carrera 6 # 1-15, diagonal a la antigua Alcaldía.

Este restaurante puede ser considerado uno de los más interesantes de la localidad, fluctuando entre las preparaciones más típicas de la región y un esforzado conjunto de recetas de alto nivel. Y de lo anterior pueden dar fe los que ya han probado sus morcillas con papas criollas, su explosiva cazuela de mariscos, o sus saludables alternativas gourmet como el pollo cordon bleu, sus salmones, y sus famosas ensaladas donde tú mismo eliges los ingredientes. Bahareque abre todos los días de 11:30 am hasta las 2:45 pm, para reabrir al atardecer de 6:00 pm hasta ya bien entrada la noche, 11:00 pm.

Al Arz Delicias Árabes (Riohacha): recetas libanesas y otras delicias orientales te aguardan en la Calle 7 No. 10-115, esquina Calle Ancha. La célebre comida árabe está a la orden del día en el departamento colombiano con mayor número de personas provenientes de Medio Oriente, así que no será difícil darse un pequeño banquete estilo sultán con arroz árabe, kibbes, fatayer, ensalada tabuli con croquetas falafel, postres con dátil, etc. Este negocio familiar es amplio e iluminado, y cuenta con un decorado sencillo y sobrio; las porciones servidas pueden ser generosas, según lo que pidas, pero de una cosa no hay sombra de duda: conserva rigurosamente el sabor ancestral.

En Al Arz Delicias Árabes cada detalle gastronómico es sencillamente espectacular, en conjunto con una atención esmerada y muy preocupada por dejar satisfechos a los clientes, no solo con la comida sino también con el servicio. Ahora, si no conoces mucho de la cocina árabe, te recomendamos fuertemente el shawarma, una apuesta segura por algo sumamente delicioso. Pero si eres vegetariano te gustaría saber que esta receta, a manera de burrito, trae buena dosis de carne. Por otro lado, si vas de paso, directo hacia La Uribia, puede que no te alcance el tiempo para descontar cada platillo, entonces aquí te va otra sugerencia: prueba el mixto full, un plato bien cargado con cada una de las mejores cosas de la cocina libanesa.

La Tinaja (Riohacha): cualquier riohachero ha oído hablar de este lugar y de su menú estrella, la tinaja, sí, ese mismo que lleva por nombre el restaurante y que está compuesto de una profunda bandeja con lo mejor del mar… el mismo que está a unos cuantos pasos del restaurante. Otras delicias que puedes despacharte son la cazuela de mariscos, la jaiba al gratín, el arroz con camarones y la sopa de pescado. Como bebida para paliar el calor queda por descontado la elección de una espléndida limonada cerezada (Calle 1 No 4-59).

Lima (Riohacha): su carta es como su clientela, se expande día a día, así que hay que aprovechar todo lo que tiene Lima, uno de los restaurantes más queridos de Riohacha. Su fuerte es la comida gourmet y la comida fusión, como la que se encuentra en el wrap de lomo de cerdo thai. Sus pitas (pan blando del mediterráneo, relleno con vegetales y carnes), otra razón de peso para darse una vuelta: las pitas más reclamadas de la ciudad.

Indiscutiblemente Lima es un candidato serio para disfrutar de una rica cena de cara al fresco nocturno y la actividad de la calle. Sus famosos postres ponen la miel en los labios después de un rico banquete. ¿Costos? Lima maneja precios justos considerando la calidad, la atención y la presentación de sus dedicados platillos (Calle 13 No. 11-33).

Yotojoro (Riohacha): lleva el nombre de una materia prima esencial en el desierto guajiro: el corazón del cactus desértico, madera sumamente versátil que, entre muchas cosas, sirve para acondicionar las viviendas wayuus y para crear innumerables artesanías. El asunto es que su carta es igual de versátil, la comida de mar ocupa casi todo el ofrecimiento en ésta por lo que verás una oferta compuesta por mariscos, langostas y mucho pescado, de los que destacan la sierra, el pargo y el salmón.

Para calmar el apetito basta con que llegues a la Calle 7 No. 15-8. A Yotojoro lo destacarás de inmediato por su decorado vanguardista y por su atmósfera que te hará pensar en recepciones familiares o almuerzos de negocios, detalle que no es problema por si deseas comer solo o en pareja. Ponderando el servicio, el ambiente, la presentación de los platos y las porciones, en Riohacha, Yotojoro se convierte en ese restaurante que bien vale la pena visitar, lo más posible, hasta dar cuenta de cada una de sus ricas preparaciones.

Carneros Resto Bar (Riohacha): pequeño y moderno, este restaurante es de las mejores opciones que puedes encontrar en La Guajira para comer liviano y saludable. En ese aspecto, de principio a fin, desde las entradas hasta los postres, Carneros Resto Bar satisface sin dejar dudas. Fuera de sus exquisitas preparaciones gourmet, Carneros Resto Bar también incluye una buena carta de bebidas y cocteles que estimulan la visita en una de esas noches caribeñas, perfectas para escuchar música, estar en pareja o reír en compañía de un grupo de amigos.

Lo del carnero en su nombre viene a cuento siempre que en este restaurante se sirve carne de chivo o cabra, en variables presentaciones y respetando las más tradicionales como el friche o el chivo en tiras. Parece que estás de suerte entonces, si quizás no pensabas subir a la Alta Guajira, porque aquí puedes de una vez y por todas probar un buen puñado de recetas de la vieja escuela guajira. Debemos mencionar que, en la capital, este restaurante goza de gran aceptación para celebraciones familiares, días feriados o almuerzos de negocios. Ya debes de sospechar que una reservación o llegar temprano se hacen muy necesarios si deseas disfrutar de cierta privacidad (Calle 7 No. 8-45, Calle Ancha).

Knoa (Riohacha): excelente ubicación, inigualable vista y un menú para chuparse los dedos… algunas de las cosas con las que Knoa le gusta agasajar a sus clientes. En este restaurante cuentas con la opción de cenar dentro (por supuesto que hay aire acondicionado) o al aire libre, en su terraza o fuera del restaurante en las mesas cerca de la avenida y con el placer de la brisa de mar. Eso sí, más te vale llegar temprano o con reservación, el lugar es en verdad apetecido por locales y turistas.

Por su parte, en su totalidad, su carta se compone de platos gourmet, presentados como debe ser y en las justas proporciones de lo que valen. Tu vista se paseará entre excelentes ensaladas, exquisitas sopas y una gran variedad en lo que respecta a la comida de mar. Sobra decir que esta cocina es fresca y saludable y cualquier pescado o fruto de mar que piques, tiene garantía de estar fresco, literalmente recién sacado de las aguas caribes. Anímate por los desgranados, de lejos el plato insigne de la casa (Calle 1a 1-05, Avenida La Marina).

La Trece Bistró (Riohacha): ubicado en la calle 13 #11–19, en cuestión de restaurantes, La Trece Bistró tiene una de las mejores pintas de La Guajira: es un lugar joven, moderno, tiene gran estilo, ostenta excelente ubicación y se vuelve festivo en las noches para complacer a locales y turistas con refrescantes y geniales cocteles.

Pero si estás leyendo esto es porque quieres conocer una pequeña muestra de su celebrada carta, así que vamos a ello. La Trece Bistró acapara la atención con un vistoso menú que combina fast food gourmet —tienen una muy interesante colección de jugosas hamburguesas—, comida de mar, pastas italianas y gran número de tentaciones para picar como alitas picantes y chicharrones de mar. En cualquier caso, no eches en saco roto la recomendación de los cocteles.

La Morena (Riohacha): a pesar de ser un restaurante pequeño, más bien escorando hacia el estilo de Pub o Lounge, La Morena tiene uno de los mejores looks de la ciudad. Fuera de ello, su ambiente es acogedor y la buena atención no parece tener queja alguna. Así que ponte cómodo en su mullido mobiliario y revisa la carta: las sorpresas culinarias incluyen una buena variedad de platillos de mar.

Otro de los destacados del lugar recae por cuenta de sus bebidas: hay buena oferta de tragos fuertes, cervezas y cocteles. En La Morena la cereza del postre la encuentras en una barra con excelente vista a una de las principales avenidas y el malecón, de esas vistas que antojan un par de cervezas al tope o cocteles bien helados y cargados. (Carrera 1 8-75 Piso 2, funciona en el vestíbulo del Hotel Arimaca).

La Casa del Marisco (Riohacha): cerca de las costas siempre podrás contar con pescado de primera calidad, pero para cazuelas de mariscos, u otros platillos con frutos de mar, este lugar no tiene contendiente. Es en verdad la casa del marisco, el lugar privilegiado para probar una de las recetas más populares en la Costa Caribe.

Además, puedes probar tiernas langostas, pescados en salsa de coco, corozo o mango; arroz a la marinera, mero grillé, patacones con mariscos, y una amplia tradición que se traduce en el sabor de sus ceviches. No temas en probar una cacerola de pescado, burbujeante, con su buena temperatura al punto: el aire acondicionado del lugar es un gran aliciente (Calle 1 No. 4 - 43 Avenida La Marina).

Kai y Kashi (Cabo de La Vela): Sol y Luna, en castellano limpio: eso traduce el bello nombre, en wayunnaiki, de este restaurante del Cabo de La Vela. Ya sabes que los lujos y las comodidades brillan por su ausencia en este precioso escenario de La Guajira así que Kai y Kashi compensa cualquiera de estas cosas con una formidable atención y una comida salida de los ancestrales recetarios de sus propietarias.

A todo lo anterior agrégale que las porciones son generosas, frescas y cuentan con el aderezo de la cercanía de la playa y el mar. Pero recuerda la sabia recomendación: no ingreses al mar tan pronto como hayas terminado con este festín… aguarda un poco.

Jarrinapi (Cabo de La Vela): langosta, un buen chinchorro y la atención wayuu, en un ambiente de estirpe nativa, es decir, un restaurante con estampa de ranchería. Suena genial ¿no? En Jarrinapi, que como todos los pequeños restaurantes de la Alta Guajira también es un hostal, puedes optar por langosta tres sabores, pargo rojo o arroz con camarones. Además de sus famosas preparaciones, el restaurante cuenta con hospedaje, tienda de artesanías, servicio de wifi y servicio de llamadas nacionales e internacionales. (Auténticos lujos en estas lejanías).

Más vale recordar que tanto el mobiliario, la vajilla y la comida de Jarrinapi es básica, aunque ésta última generosa y en la que no falta una buena porción de pescado. Puede que haya veces sin posibilidad de elegir, es decir, se come la pesca del día; en tal caso, si deseas un pez en especial, como una langosta, debes pedirlo con un par de horas de antelación y pagar un pequeño excedente.

Cabo Mar (Cabo de La Vela): pocas mesas, una planta de energía con su característico zumbido, una vajilla y cubiertos sencillos y un entorno de barro, paja y madera: bastante básico y natural, lo típico en un entorno que no cuenta con las comodidades de la llamada civilización. Pero con lo que no cuenta el visitante es con el servicio y con la comida de Cabo Mar: amabilidad de hogar, sabores extraordinarios y porciones enormes.

El Pargo Dorado (Cabo de La Vela): dentro del canon, y las posibilidades del Cabo de La Vela, puede pensarse en el Pargo Dorado como el restaurante más grande de este pequeño y romántico caserío. Su carta consiste eminentemente en comida de mar y otras preparaciones típicas de La Guajira. Cabe la posibilidad, por cuenta de la temporada o la falta de insumos, que algunos platillos no estén disponibles. Menudo detalle que resuelve el plato estrella de la casa, la langosta al ajillo: no tiene ni pinza ni antena mala… y los precios son indiscutiblemente para repetir.

Apalanchii (Cabo de La Vela): este restaurante recibe el mismo nombre que la famosa ranchería acondicionada como hostal donde funciona. La playa está cerca, muy cerca. Por eso aquí comes lo mejor del día: la pesca del día. Luego de un buen almuerzo, previamente reposado, ese mismo generoso mar es sumamente tentador con su textura y color; otra irrechazable tentación se presentará ante ti cuando observes a los aventureros volar sobre las aguas: el kitesurf en estas playas no tiene lado malo.

Apalanchii cuenta con posadas nativas con marcado estilo wayuu, son cabañas compartidas, con cama y baño propio; también puedes dormir en las enramadas donde se guindan chinchorros, por unos precios bastante económicos, en otras palabras, el restaurante y hospedaje ofrecen los servicios más elementales. Cualquiera sea la elección, que la langosta o el pargo no queden por fuera.

El Oriental (Maicao): kibbes, shawarmas, falafel, cuscús, estos nombres árabes harán un poco de ruido en tu cabeza y establecerán una singular sinestesia con tu vientre. El menú incluso exhibe la oferta de un chivo asado y a cuerpo entero, apenas si vas en familia, una familia numerosa. Como sea, cualquier sabor que elijas te dejará con ganas de más. No puede ser de otra forma, hablamos de fantástica comida de Medio oriente, servida en el Oriental, de largo uno de los restaurantes más conocidos de esta importante población de La Guajira.

Ahora, los precios se acomodan a cualquier presupuesto, por ejemplo, para los antojos hay zaatar —éste último nombre habla de una amplia gama de empanadas, de seguro que de esas has probado muchas, pero éstas se traen su rollo con sus ingredientes exóticos—, los falafel con verduras y los kibbes que pueden ir desde los 3.000 COP; y para los platos fuertes como bandejas shawarma y bandejas mixtas, los precios rondan entre los 15.000 y 30.000 pesos. El Oriental abre sus puertas justo en una esquina de Maicao, en la calle 10A #815.

































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